LA DEMOCRACIA COMO DIALOGO DE TODOS
Una propuesta de acción para los próximos meses
En el año 2000, luego de la caida del Régimen Autoritario de A. Fujimori en el Perú, participe en el Colectivo EGRESADOS POR LA DEMOCRACIA. No bien entrado se me encargó preparar un documento que organice las ideas de una reunión - parrillada y plantee líneas de acción futura.
Propongo el texto para discusión pues vuelve a ser propicio en varios paises de América Latina.
INTRODUCCIÓNDe las últimas reuniones de EGREDEM se ha podido notar cierto aire a reconocer que se ha terminado una etapa del desarrollo de la institución y que se abre una nueva, llena de posibilidades, limitaciones y esperanzas. Lo que no está claro es en que consiste esta nueva etapa, cuales son los límites conceptuales y prácticos de la acción política y cuales serían las "estrategias de actuación" que deberían tomarse.
El concepto a la base de este camino que se avecina fue acertadamente logrado por los propios miembros: "Democracia como dialogo de todos". Detrás de esta frase hay una profundidad conceptual que merecía ser desarrollada y estructurada.
Esa es la propuesta que se abre con este documento de trabajo, que intenta aportar algunas ideas para discutir, tomando en cuenta que se trata sólo de un perfil que deberá ser completado, ampliado, desarrollado o incluso negado en próximas reuniones de la institución. En todo caso se intenta platear algunas ideas provocadoras para la discusión.
EL OBJETIVO DE UNA PRIMERA ETAPA: Democracia como sistema de gobierno
No cabe duda alguna que EGREDEM nace y se desarrolla dentro de un contexto nacional marcado cuanto menos por tres escenarios de crisis: la crisis del poder institucional, la crisis de valores de los actores políticos, sociales y económicos, y una crisis económica profunda que niega el desarrollo sostenido de la mayoría de la población.
En cuanto al primer escenario, queda decir que la exposición externa de la crisis fue el copamiento del Estado por un grupo de poder –no partidarizado pero si tribalizado o bandalizado- que quería mantener el control de la sociedad por largo tiempo. Para tal efecto, se mantuvo un tratamiento ambiguo: por un lado se realizaban "actividades democráticas" (elecciones, mantenimiento de niveles de oposición en el Congreso, etc), pero por otro, éstas se encontraban abiertamente manipuladas desde el Gobierno a fin de torcer u obnubilar la voluntad popular.
El segundo escenario recién pudo ser visto luego que el régimen fujimorista cayó, suponía que el conjunto de actores alrededor del poder (políticos, militares, empresarios, comunicadores televisivos, etc.) habían –de una u otra manera- tomado contacto con el gobierno en busca de prebendas u oportunidades de desarrollo personal o económico. El iceberg que se vio al comienzo de la actividad de EGREDEM fue la situación de los Congresistas que cambiaban de bancada fundamentalmente por un asunto económico (el "transfugismo").
El tercer escenario de crisis, que no fue percibido como ligado a las dos anteriores, estaba planteada por un modelo de desarrollo que arroja cada vez más del sistema a gran cantidad de seres humanos. En ese sentido, se vive en una sociedad en la que casi la mitad de la población vive en situaciones de extrema pobreza.
Estos tres escenarios son realmente negadores de la plenitud de la experiencia democrática; sin embargo, resulta evidente que la acción política en este marco tenía como finalidad la lucha contra los dos primeras situaciones, que como hemos visto eran más evidentes y visibles. El planteamiento estaba centrado en hacer caer el gobierno fujimorista y sostener el desarrollo de un sistema de elección de las autoridades que permitiera la prevalencia de la voluntad ciudadana.
Por ello, la lucha se hizo por el establecimiento de un sistema democrático representativo (democracia política), a través de mecanismos directos de participación civil como marchas y actos simbólicos de rechazo a la dictadura. No obstante, en un segundo momento, se planteó la llamada acción ciudadana de vigilancia electoral (que entre otras cosas suponía la acción de educación electoral y colaboración en garantizar el escrutinio ciudadano).
En ambos casos, el enemigo contra el que luchar aparecía claramente delimitado, de tal modo que permitía posibilidad de acciones concretas y eficaces. El éxito, entonces, estaba de alguna manera asegurado en la medida que el enemigo y las acciones a tomar respondían a claridades establecidas.
Adicionalmente, fue un acierto que EGREDEM pudiera desarrollar la idea –que permanecía desde mucho tiempo atrás- de transitar de la protesta a la propuesta. La propuesta, en esta etapa inicial, quedaba mas o menos configurada por lo que conocemos como Estado de Derecho, separación de poderes y respeto a los derechos ciudadanos.
¿QUÉ ES LO QUE VIENE AHORA EN EL PAÍS?
La etapa anterior ha concluido, hoy se abren agendas nuevas por las que transitar. En primer lugar, es necesaria la reInstitucionalización del reparto del poder, estableciéndose reglas de juego clara para el acceso, mantenimiento y retiro del poder (esa es la razón para el desarrollo de las propuestas de modificación de la Constitución de 1993, el proyecto de Ley de Partidos, la reelaboración de la Ley de Participación Ciudadana, entre otros).
En el mismo sentido, es necesario institucionalizar nuevos espacios democráticos o desarrollar los existentes, manteniendo la vigilancia ciudadana sobre los actos de gobierno (allí se encuentran las propuestas de la Comisión contra la corrupción, la Comisión de la Verdad, la Comisión de revisión del Aparato Estatal, etc).
Pero, además, y esto resulta vital, es el momento de plantear la posibilidad ya no solo de la libertad de los ciudadanos sino de su igualdad social, elemento central de una perspectiva democrática.
Evidentemente, desde una perspectiva sustantiva, esto supone discutir el sentido de la democracia desde el punto de vista económico (empleo, ofertas y demandas, función del Estado en lo económico, responsabilidad de la actividad privada en el uso de los bienes, recuperación de los excluidos del sistema, etc).
De otro lado, sólo en una perspectiva procedimental, este proceso de igualación supone la lucha contra aquello que en el sistema resulte discriminatorio y no permita la concurrencia de todos en igualdad de oportunidades. Ello supone reconfigurar el espacio de poder para permitir que quienes no tengan voz en las decisiones sociales la puedan tener (por si mismos o a través de representantes adecuados).
Decía que resulta vital porque plantear la democracia en estos términos es en el fondo hacer presente esta perspectiva en la vida cotidiana de la población, ahí donde hay necesidad de "sobrevivir". El riesgo de no lograr avances en esta materia podría ser la sucesiva deslegitimación social del sistema democrático.
Efectivamente, la falta del desarrollo de un sistema democrático en el sentido de justo podría originar la vuelta a la vieja discusión sobre los límites de la democracia; de decir que la democracia sólo es una regla de acceso y mantenimiento en el poder estatal que puede crear caos o dispersión en la medida que las acciones resultan menos eficaces que antes. Nótese que históricamente ese ha sido el planteamiento del ciudadano común al comparar el estado de incertidumbre y discusión de un régimen democrático frente al efectismo –siempre publicitado y manipulador- que puede tener una democracia controlada o dictadura de nuevo estilo (la fujimorista).
Y es que la realidad que se nos abre, sobre la que tendremos que plantear propuestas de democracia, refleja ciertamente un estado democrático pero con poca participación ciudadana y una sociedad con poca cultura democrática y masivamente pobre.
LA IDEA DE DEMÓCRACIA QUE HAY QUE AFIRMAR AHORA
Frente a esa nueva realidad, hay que afirmar una nueva arista de la Democracia. No es que antes no estuviera presente sino que ahora necesita ser ampliada y desarrollada. Me refiero a la posibilidad del control ciudadano sobre las acciones estatales como parte de la democracia social, teniendo a la base un valor sustantivo: la necesidad de la búsqueda de iguales condiciones de desarrollo para todos los miembros del conjunto social.
La idea es coadyuvar al desarrollo de una nueva utopía, la de la Democracia participativa. En ese sentido, si tomamos en cuenta que cuando hablamos de utopías hacemos referencia a la existencia de un elemento común: "un bien cognoscible y compartido por todos los miembros de la sociedad (que) permite un orden perfecto", debemos entender a la democracia participativa, en términos de Heinz Dieterich, como el nuevo proyecto histórico de las mayorías.
Ello supondría un cambio cualitativo o cambio en la conciencia de la gente, de tal manera que pasemos a entender que la Democracia es un valor, un modo de vida cuando se vive como un derecho pero a la vez un deber: "vivir en y para la democracia".
Esta conceptualización valorativa de la democracia supera abiertamente a aquella otra que la considera solamente como un sistema de poder, porque entiende a la democracia como una forma de vida. En la lucha entre ambos conceptos se ha establecido una dicotomía falsa: la forma de gobierno –democracia representativa- versus el estilo de vida –democracia participativa-; falsa porque en realidad los dos conceptos se complementan como veremos a continuación:
1. La Representación
"Nuestros representantes son nuestros gobernantes, y sólo pueden ser nuestros gobernantes si efectivamente nos representan", éste era el concepto con el que nace la idea de representación en el mundo moderno.
Se parte del supuesto que la sociedad debe ser "gerenciada" por los ciudadanos, en ese sentido, no todos están dispuestos a hacerlo o no están en posibilidad de hacerlo, por lo que se crean mecanismos de representación para muchos por unos cuantos.
A ese fin se van planteando algunas posibilidades para crear mecanismos de representación. La más lograda y democrática es el voto: se supone que todos tienen derecho a ser representados, pero no todos quieren que los represente la misma persona, deciden ir entonces a elecciones.
Pero, luego del proceso de elección, quien las gana debe saber que no sólo representa a sus electores sino a todos los ciudadanos. Esta última idea es la conocida "ruptura del mandato imperativo" que origina que la representación lo sea de todo el pueblo. Lo contrario significaría fragmentar la soberanía y por tanto se recrearía la forma de participación indirecta.
Como puede verse, a la base de la representación hay una idea absolutamente democrática, que permite ordenar la toma del poder estatal y establecer el procedimiento de elección del "apoderado". En ese sentido, afirmar la perspectiva de respeto a las reglas de juego, a las instituciones y a la propia instancia del voto significa luchar abiertamente por el desarrollo de la experiencia democrática de un país, pero no resulta suficiente.
Efectivamente, la crisis de representación nace debido a que los representantes formales no siempre cumplen su papel de enlace entre el gobierno y los problemas puntuales de una porción de la sociedad. Sectores de la población sienten que su opinión y sus intereses no se ven representados en la instancia de poder; ello lamentablemente ocurre especialmente con los sectores con menos capacidad de decisión en la sociedad (excluidos, pobres, mujeres, etc) porque los otros sectores buscarán siempre algún mecanismo de representación en el camino en base a las influencias que pueden tener.
Entonces, lo que en un inicio era una experiencia de participación dialogal, deja de serlo y obliga a que los ciudadanos participen directamente para cuidar los intereses y los derechos particulares de sus grupos, que de lo contrario se diluirían en el conjunto más amplio de la sociedad.
2. ¿La utopía es la participación ciudadana?
De acuerdo a lo dicho, parecería que la nueva utopía para permitir la plenitud de la democracia es la participación ciudadana al costado de los representantes. De acuerdo a ello, la consigna resultaría clara: hagamos que los ciudadanos participen activamente en los asuntos públicos: mientras más mejor, si son todos será la plenitud y el sistema será perfecto porque habrá eliminado la representación.
El primer problema con el que tropieza esta visión es la realidad del mundo actual (de pensamiento débil dicen algunos, otros lo denominan "postmoderno") en el que los ciudadanos andan más bien preocupados por sus actividades personales o familiares, alejados de los asuntos públicos.
En ese sentido, solo se accede a la perspectiva pública si es que algún bien propio (material o ideal) resulta tocado por los representantes, canalizando su actuación a través de grupos de interés o de acción concreta. Para muchos esta realidad está atribuida a la falta de una auténtica cultura política en el mundo actual, para otros mas bien se trata simplemente de la imposibilidad en las sociedades masificadas del interés por la cosa pública de todos los habitantes.
Desde nuestro punto de vista, el reclamo de la democracia participativa olvida que la participación nunca ha existido de manera perfecta, para todos los individuos ni para todos los casos posibles. Pero a la vez, debe tomarse en cuenta que la representación no existe si no hay participación por lo menos en cuanto a votos.
En esta nueva perspectiva, la participación ha de ser entendida como la forma de controlar y moderar el poder inevitablemente otorgado a los representantes políticos: CON EL VOTO Y MAS ALLA DEL VOTO.
3. Una nueva perspectiva de participación: el dialogo como valor
Si tomamos en cuenta que la participación aparece siempre como un acto social, nadie puede participar de manera exclusiva, privada y para si mismo (recuérdese que participar puede significar –según la Real Academia de la Lengua- tomar uno parte en una cosa, ó, compartir, tener las mismas opiniones, ideas, etc. que otra persona), por ello siempre es necesario cuanto menos la ligazón a otro.
Ahora bien, en cualquier sociedad moderna, es imposible participar de toda la cosa publica, pero igual es imposible no tener ninguna participación en dicha esfera. Por ejemplo, a propósito del derecho al voto blanco, aunque esto podría significar en la práctica una no participación en la acción pública, teóricamente sí significa una opinión dentro de un proceso; de tal manera, que incluso aunque tal sea el voto, se forma parte del proceso de elección de una autoridad que será quien tome el poder finalmente.
Ahora bien, como adelantábamos, no puede participarse en todos los asuntos públicos, porque ello sería virtualmente imposible, no solo por un problema de falta de ubicuidad en el ser humano sino porque los entornos de decisión cada vez se amplían más en extensión conceptual e incluso territorial. La idea de que las personas pueden ser "totalmente participativas" o "participar en todo" no acaba sino siendo una utopía pasada, sin sentido actual, una falsa ideología que puede plantear finalmente el debilitamiento del sistema democrático.
En ese sentido, hay que tomar en cuenta que "la verdadera participación, la que se produce como un acto de voluntad individual a favor de una acción colectiva, descansa en un proceso previo de selección de oportunidades y al mismo tiempo, es decisión de participación en algún otro espacio de la interminable acción colectiva que envuelve al mundo moderno".
Por ello confluyen dos elementos distintos: la circunstancia específica por un lado y la voluntad humana por el otro. En ese sentido, los grados de participación serán determinados por los aspectos culturales de las propias personas.
Siguiendo este razonamiento, aparecerían dilemas y posibilidades de acción:
Los Dilemas son dos:
- "NO TODOS QUIEREN PARTICIPAR AUNQUE PUEDAN, Y NO TODOS PUEDEN HACERLO AUNQUE QUIERAN". Por ello, en cualquier organización, incluso las más espontaneas o efímeras, la distribución de papeles es tan inevitable como necesaria.
"LA PARTICIPACION NO PUEDE DARSE SIN UNA DISTRIBUCIÓN DESIGUAL DE APORTES INDIVIDUALES, NI PUEDE PRODUCIR, INVARIABLEMENTE, LOS MISMOS RESULTADOS PARA QUIENES DECIDEN DE UN PROPÓSITO COMPARTIDO"
Las posibilidades son:
Entender a la democracia como estilo de vida y de conducta publica y privada, lo que supone desarrollar políticas de índole cultural que permitan que el dialogo, la tolerancia, la libertad y la igualdad se estructuren como valores de vida cotidiana.
Entender a la participación pública en un doble sentido: la participación en el poder y la participación propiciando espacios para que los ciudadanos puedan dialogar con el poder.
3. El dialogo con representación de todos
La propuesta supone instituir al dialogo como lo que es: el método para poder resolver las discusiones en sociedades con participantes plurales, distintos en ritmo y fuerza. Por ello, la: tolerancia y el pluralismo se convierten en elementos básicos o condiciones necesarias para el desarrollo de la experiencia de diálogo.
Evidentemente, hay una base racional en la propuesta porque, a decir de N. Bobbio, "la fe en la razón quiere decir confianza en la discusión, en los buenos argumentos, en la inteligencia que dirime las cuestiones oscuras, en contra de la pasión que las hace incluso más turbias y en contra de la violencia que elimina desde el inicio la posibilidad del dialogo"
Así, todos los interlocutores tienen admisión en igualdad de dignidad y derechos. Esa es la razón para que se sustente la necesidad de evitar la violencia en contra de quien disiente de las mayorías.
En ese sentido, abogar por el ejercicio del coloquio –dialogo- se convierte en una de las constantes preocupaciones, en la medida que en una democracia éste representa una modalidad privilegiada de hacer política que intensifica los contactos y la interacción de todos.
En la democracia, se trata finalmente de recuperar el procedimiento racional de establecer reglas de juego que hagan posible acuerdos de calidad entre todas las partes. Con ello, el dialogo pasa a tener un sustento ético político que es "la capacidad para oponerse a cualquier tipo de dogmatismo por medio del intercambio de ideas y del ejercicio del espíritu crítico, entendido como reflexión metódica en contra de la falsificación de los hechos, que es propio del fanatismo".
Nótese sin embargo que de lo que hablamos no es del dialogo entre los actores en la toma de decisión política, porque en ese caso lo que estaríamos haciendo es instrumentalizando el desenvolvimiento de la democracia representativa. De lo que se trata es de explotar las posibilidades planteadas en el punto anterior, teniendo en cuenta los dilemas, a fin de posibilitar que aquellos ciudadanos que no tienen canales adecuados en la discusión pública los puedan tener; ello inevitablemente –cuanto menos en América Latina- supone además mirar la realidad democrática desde el lado de los no incluidos, quienes justamente no pueden vivir en plenitud la experiencia democrática.
En ese sentido, que duda cabe que la igualdad se convierte en un sustento del desarrollo de la democracia, la libertad ya esta concedida con la representación para algunos, pero es con la participación dialogante que se hace igualitaria para todos.
Recuérdese, por eso, que "La idea de que el y sus procedimientos puedan separarse de los valores sustantivos es un espejismo. También lo es la idea de que un régimen democrático podría recibir de la historia... individuos democráticos que le harían funcionar. Tales individuos sólo pueden ser formados dentro, y a través, de una paideia democrática, que no brota como una planta sino que debe ser un objeto central de las preocupaciones políticas."
Finalmente, debe reconocerse que estimular la participación de la gente no significa saturarla de mensajes y discusiones, sino hacer coincidir sus intereses individuales con un ambiente propicio a la participación pública.
¿Las tareas pendientes?
Entonces, hasta lo dicho aquí, parecería que la idea es rescatar el SER CIUDADANO que significa poseer una serie de derechos y de obligaciones, entre otras elegir a los gobernantes e influir en sus decisiones. Eso supone un proyecto fundamentalmente cultural, que genere canales de participación democrática y que a la vez obligue al empoderamiento de los ciudadanos. Recuérdese que si no hay base cultural, la participación se puede convertir en una forma de rebeldía desde abajo o de movilización desde arriba.
El proyecto descrito debería incidir en las cuatro formas de participación política de los ciudadanos señaladas por MERINO (ya citado):
1. Ejercicio del voto
2. Campañas políticas de apoyo a los que postulan al poder.
3. Práctica de actividades comunitarias o de acción colectiva dirigidas a alcanzar un fin específico
4. Las derivadas de un conflicto en particular
En esa perspectiva habría cuanto menos los siguientes posibles espacios de afirmación de las políticas y acciones de la Institución:
- La libertad de asociación de los ciudadanos para participar en los asuntos que sean de su interés – Derechos civiles
- La diversidad de fuentes públicas de información – Transparencia de los actos estatales
- La libertad de expresión para todos – Control de medios de comunicación
- La selección de servidores públicos con criterios de responsabilidad de sus actos ante la sociedad – Vigilancia Ciudadana de los asuntos públicos.
- Las Garantías para que los votos configuren el gobierno, y de que hayan otras instancias de preferencias – vigilancia electoral.
El mecanismo de acción pública: El Cabildeo
En México existe el Movimiento "Ciudadano por la Democracia" que, entre otras cosas, viene impulsando el proyecto YO CIUDADANO, YO GOBIERNO, de cuyo "Manual del Cabildeo" hemos obtenido algunos conceptos importantes de cómo hacer influir las acciones de los ciudadanos en la esfera pública sin necesidad de participar de la lucha por el poder político expresado en el Estado.
La importancia del concepto de Cabildeo permite desarrollar y conceptualizar las técnicas y pasos básicos para planificar una campaña de incidencia política, dirigida a lograr cambios concretos en las decisiones gubernamentales o a impulsar políticas públicas desde lo civil.
El concepto de cabildeo, normalmente entendido como "la política del lobby", ha tomado cuerpo en el sentido de incidencia (movilización política de la sociedad civil cuyo objetivo es influir o persuadir a un actor con poder de decisión). En ese sentido, se debe entender como cabildeo al proceso de influencia o incidencia de la ciudadanía sobre los actores con poder de decisión.
Así, podríamos definir el cabildeo como "un proceso en el cual se fortalece la sociedad civil a través de promover su participación activa, organizada y planificada, para incidir en el ámbito de lo público, en el pleno uso de sus derechos humanos y constitucionales".
El método para efectuar una campaña de cabildeo consiste en ocho pasos, cuyas técnicas exigen reflexión y análisis participativo, éstos son:
Análisis del problema: El primer paso del cabildeo es definir una acción específica frente a un problema determinado que se desea impulsar.
Afinación de la propuesta: En segundo lugar se tiene que precisar exactamente qué se pretende lograr. Mientras más clara sea la propuesta, mayores son las posibilidades de éxito.
Análisis del espacio de decisión: Ya que está claro lo que se quiere lograr, se procede a analizar cómo se toma la decisión que se busca impulsar o influir.
Mapa de poder: En este paso se detecta a los actores que tienen influencia sobre aquel o aquellos actores que toman la decisión. Es decir, quiénes son todos los actores políticos y sociales relacionados con la decisión de la propuesta.
Autoanálisis: En esta etapa se identifican las fuerzas y las debilidades de la organización que impulsará la campaña de cabildeo.
Estrategia de influencia: La estrategia es la parte más creativa del cabildeo, en ésta se intenta definir cómo se puede tener influencia sobre los espacios de decisión, neutralizar oponentes, ganar y motivar aliados, e influir sobre los indecisos. La estrategia siempre se define en relación a quien o quienes se busca influir.
Plan de actividades: Las actividades son las tareas concretas a través de las cuales se pretende efectuar la estrategia y lograr las metas planteadas.
Evaluación continua: Después de realizar la campaña de cabildeo, habrá que evaluar cada uno de los pasos seguidos. Esto es de suma importancia, ya que se requiere saber con exactitud lo que se hizo bien y lo que se hizo mal, experiencia útil para que en las futuras campañas de cabildeo se afinen las capacidades y se corrijan las deficiencias del grupo en el proceso de incidencia.
Siguiendo con el razonamiento, la política del cabildeo permite desarrollar de manera mas adecuada, ordenada y exitosa la participación ciudadana en dialogo con el poder político.
NOTA FINAL
Milbrath sostenía que cada ciudadano tenía una forma específica de participar en la vida ciudadana –aunque no lo sepa- y obtenía una tipología de ellos: los gladiadores (los que se baten fieramente para satisfacer a los observadores que los observan y quienes tienen derecho a decidir), los apáticos (quienes van al estadio para ver el espectáculo pero prefieren abstenerse en las decisiones) y los espectadores (los que, desde las tribunas, transmiten mensajes, advertencias y ánimo a los gladiadores y, en un momento dado, deciden quien ha ganado una batalla específica).
La propuesta de EGREDEM debe ser que quienes son apáticos (especialmente los que por limitaciones sociales son excluidos y marginados) puedan ser espectadores o incluso lleguen a ser gladiadores. En el mismo sentido, los miembros de la institución debemos convergir a ser espectadores de la pelea desde determinado punto de vista y con determinadas ideas sobre como debe ser la pelea, las reglas que debe tener y el sentido final de ésta (los beneficiarios de la misma).
Recordemos la frase tan usada por Alain Tourein que podría ser una especie de ideario de este tiempo "Se trata de aprender a vivir junto con nuestras diferencias, a construir un mundo que sea cada vez más abierto pero que posea también la mayor diversidad posible. Ni la unidad, sin la cual la comunicación se torna imposible, ni la diversidad, sin la cual la muerte se impone sobre la vida, deben ser sacrificadas una a la otra. Es preciso definir a la democracia, ya no como el triunfo de lo universal sobre los particularismos sino como el conjunto de las garantías institucionales que permiten combinar la unidad de la razón instrumental con la diversidad de las memorias, el intercambio con la libertad"